Se utilizaba un calzado cómodo generalmente de esparto, cáñamo y tela. No era un zapato para presumir sino para que la mujer valenciana pudiera realizar sus faenas.
La revolución en el calzado no llego hasta el siglo XVIII. La clase social más alta se interesó por la moda de París y más tarde de Londres y es entonces cuando comienza la ostentación del calzado. Éste indicaba la clase social y la moda. Al principio del XVIII las puntas son afiladas y cerradas y a principios del XIX la punta se va redondeando.
Hoy en día para acompañar los trajes de fallera se utilizan desde los más adornados con pasamanería hasta cordones, lazadas, botones forrados en tela, adornados con camafeos, encajes y telas plisadas... Y de diferentes formas: copete, abanico, con hebillas (lisas, cuadradas, redondeadas). Los materiales que se empleaban y con los que se hacen hoy en día son seda, piel, terciopelo o con la misma tela del traje.
Un calzado cómodo y bien elegido es un complemento importantísimo para el traje de fallera.
Pinazo y Burlay