Si la orfebrería y la indumentaria son dos artes en sí mismas, no lo es menos la peluquería. En el siglo XVIII, el peinado clásico era el de moño único, un diseño que fue evolucionando hasta el peinado de tres bandas. Éste lleva rodetes a la altura de las orejas y moño recogido en la parte posterior, un estilo que se ha mantenido hasta la actualidad.
Debido a que la mujer aparece en cuadros siempre con la mantilla o el pañuelo, no sabemos hasta el XVIII cómo se peinaba la mujer valenciana. El peinado se realizaba dejando una ralla que parte el peinado en dos partes y formando dos trenzas y una coleta que se enrollaban alrededor de la aguja de cabeza. Esta aguja va enganchada entre la cola principal y la cabeza, envuelta por las dos trenzas a derecha izquierda del nudo central.
En el sislo XIX cambia el peinado y se parte el cabello en tres, formando encima de la cabeza la silueta de una T, por lo que caerán sobre las orejas dos coletas que se enrollarán por medio de rodetes sobre éstas (tres monyos).
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Pinazo y Burlay